miércoles, 17 de enero de 2024

Algunos conceptos erróneos en el aprendizaje de idiomas sobre el uso de diccionarios.


🚧 VERSIÓN EN CONSTRUCCIÓN ðŸš§

Me encuentro demasiadas veces con ideas un tanto extrañas relacionadas con los métodos de aprendizaje de idiomas.
En una tarea en la que vamos a invertir un porrón de tiempo, tener las ideas claras nunca está de más. No es que planifique demasiado, de hecho es bueno revisar nuestras estrategias y si es necesario cambiarlas. Y casi siempre vamos a tener que hacer algún retoque, eso es inevitable. Afortunadamente en el estudio de idiomas todo tiene remedio aunque muchas veces con un elevado coste de tiempo.


Una de esas extrañas ideas es el consejo de no utilizar diccionarios bilingües. Desde mi humilde opinión es un error grave. Lógicamente cuando dominas un idioma lo normal es utilizar un diccionario ordinario en la lengua correspondiente. Pero incluso en estos casos no está de más que incluyan también la traducción a un idioma que entendamos bien.
Primero porque eso nos evitará errores a veces graves en la interpretación de algunas palabras y segundo porque, salvo excepciones, una persona adulta suele dominar una cantidad ingente de conceptos en los que normalmente va a encajar el vocabulario de otra lengua.
Esto tiene también bastante que ver con la falsa idea de que pensamos en un idioma. Creo que está más que demostrado de que eso no es verdad. Eso no quiere decir que la lengua, al igual que otros muchos factores, no influya en nuestro modo de pensar. Claro que tiene influencia pero no lo conforma de un modo determinante.
¿Qué quiero decir con esto? Que nuestras ideas no tienen límites pero tenemos que comunicarlas usando un número finito de palabras. Es otro error común pensar que las palabras son infinitas. Sí, se pueden crear nuevas palabras pero en la práctica las personas dominamos una cantidad grande pero no ilimitada y con eso tenemos que arreglarnos.
Si hablamos varias lenguas normalmente tendremos algunos conceptos más en nuestra mochila pero la gran mayoría de ellos los usamos en más de una lengua.
A ver si me explico: tenemos el concepto de taxi, por poner un ejemplo. Seguro que en otras culturas o incluso en otras zonas del mundo aún usando la misma lengua, su funcionamiento no es exactamente el mismo pero seguro que nos vamos a arreglar con la idea básica. No hace falta crear un nuevo concepto a no ser que la diferencia tenga trascendencia.


Conclusión: es un error intentar poner a cero nuestro marcador de conceptos cuando aprendemos una nueva lengua. Lo queramos o no lo que ya sabemos está ahí siempre y va a interferir con lo nuevo. Lo sensato es usar lo conocido, aunque teniendo en cuenta que no siempre va a ser totalmente reutilizable en la nueva situación.
Las personas bilingües tenemos que lidiar con esta interferencia entre lenguas a diario. Con algo de esfuerzo de nuestra parte es posible dominar ambos idiomas aceptablemente bien sin un gran dispendio de tiempo.
Tratar de empezar de nuevo como si fuésemos otra vez bebés además de imposible no es la mejor estrategia.

Me da la impresión de que esta confusión fue creada por el propio Stephen Krashen al promocionar en alguno de sus vídeos la idea de aprender a través del llamado Método Natural.

Los diccionarios de papel, aunque tienen la gran desventaja de ser más engorrosos de usar que los digitales, tienen en algunos casos su uso, como es el caso de aprender el abecedario de una lengua. Precisamente el tener que memorizar durante la búsqueda tanto las letras como el hecho de tener que tener en cuenta el orden alfabético en el que están ordenadas.
Además, como todo en esta tarea de aprender un idioma, hay momentos en los que puede ser interesante hojear un diccionario físico. No lo recomiendo como algo habitual pero a veces sí que los uso.

Los diccionarios, casi sin excepciones, son obras de una calidad excepcional, con numerosas revisiones. Y son obras a disposición en casi cualquier idioma. Es lo primero que se suele hacer incluso para idiomas muy minoritarios.
A veces veo preguntas en los foros que una rápida consulta en un buen diccionario resolvería a la primera y además de forma acertada. Solamente palabras de un uso muy reciente, que podría ser efímeras o con un uso muy marginal puede que no las encontremos porque n
o pueden recoger ni todas las acepciones ni todas las palabras de un idioma, pero eso precisamente, como estudiantes de un idioma, es una ventaja.

Bastantes veces leo sin consultar un diccionario, bien porque no lo tengo a mano, bien porque no quiero interrumpir la lectura o por otros motivos. Siempre uso la técnica de usar varios métodos de forma alterna porque pienso que se complementan. Pero como método único no lo aconsejo.

Recuerdo todavía cuando, en el libro de texto de francés, que enseñaba mucho con imágenes, de esto hace más de 40 años, la palabra énorme venía acompañada de algo parecido a esto. ¡Con lo fácil que hubiese sido no poner nada!
Durante mucho tiempo pensé que en francés significaba algo diferente, algo así como gordo y no prácticamente lo mismo que en español o en gallego. A veces está bien aprender por contexto, pero no es la panacea.
Sobre todo las personas adultas creo que necesitamos algo más seguro que andar adivinando lo que algo querrá decir. Creo que el ejemplo es bastante ilustrativo.
No tenemos que aprender nada de memoria, pero sí que conviene desenredar algunos entuertos y a la vez nunca está de más consultar algunas cosas más como la pronunciación, la etimología, sinónimos, frases hechas o notas sobre su uso, incluyendo cuestiones de gramática. Y no solamente eso, ahora los diccionarios incluyen muchos ejemplos, que suelen ser frases muy usadas con esas palabras. Todo esto, si nuestro nivel lo permite, es mejor hacerlo en el idioma que estudiamos. A veces uso un diccionario emergente si lo que leo me resulta confuso, nada es excluyente en este complicado mundo del aprendizaje de idiomas.

No quiero dejar dudas, uso todo lo posible los métodos de inmersión. Y las ideas de Krashen me parecen de lo más acertado. No uso la traducción más que como un apoyo e intento entender las cosas en el idioma que estudio desde el primer día. Salvo para las lenguas clásicas no creo que los métodos basados en la traducción sean una buena idea pero de ahí a renunciar a buenos recursos en aras de no sé qué purismo metodológico.
Mi enfoque siempre se basa en usar lo que tengo más a mano, sin complicaciones. Me gusta experimentar pero en su justa medida.












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