Una de esas extrañas ideas es el consejo de no utilizar diccionarios bilingües. Desde mi humilde opinión es un error grave. Lógicamente cuando dominas un idioma lo normal es utilizar un diccionario ordinario en la lengua correspondiente. Pero incluso en estos casos no está de más que incluyan también la traducción a un idioma que entendamos bien.
Primero porque eso nos evitará errores a veces graves en la interpretación de algunas palabras y segundo porque, salvo excepciones, una persona adulta suele dominar una cantidad ingente de conceptos en los que normalmente va a encajar el vocabulario de otra lengua.
Esto tiene también bastante que ver con la falsa idea de que pensamos en un idioma. Creo que está más que demostrado de que eso no es verdad. Eso no quiere decir que la lengua, al igual que otros muchos factores, no influya en nuestro modo de pensar. Claro que tiene influencia pero no lo conforma de un modo determinante.
¿Qué quiero decir con esto? Que nuestras ideas no tienen lÃmites pero tenemos que comunicarlas usando un número finito de palabras. Es otro error común pensar que las palabras son infinitas. SÃ, se pueden crear nuevas palabras pero en la práctica las personas dominamos una cantidad grande pero no ilimitada y con eso tenemos que arreglarnos.
Si hablamos varias lenguas normalmente tendremos algunos conceptos más en nuestra mochila pero la gran mayorÃa de ellos los usamos en más de una lengua.
A ver si me explico: tenemos el concepto de taxi, por poner un ejemplo. Seguro que en otras culturas o incluso en otras zonas del mundo aún usando la misma lengua, su funcionamiento no es exactamente el mismo pero seguro que nos vamos a arreglar con la idea básica. No hace falta crear un nuevo concepto a no ser que la diferencia tenga trascendencia.
Conclusión: es un error intentar poner a cero nuestro marcador de conceptos cuando aprendemos una nueva lengua. Lo queramos o no lo que ya sabemos está ahà siempre y va a interferir con lo nuevo. Lo sensato es usar lo conocido, aunque teniendo en cuenta que no siempre va a ser totalmente reutilizable en la nueva situación.
Las personas bilingües tenemos que lidiar con esta interferencia entre lenguas a diario. Con algo de esfuerzo de nuestra parte es posible dominar ambos idiomas aceptablemente bien sin un gran dispendio de tiempo.
Tratar de empezar de nuevo como si fuésemos otra vez bebés además de imposible no es la mejor estrategia.
Me da la impresión de que esta confusión fue creada por el propio Stephen Krashen al promocionar en alguno de sus vÃdeos la idea de aprender a través del llamado Método Natural.
Los diccionarios de papel, aunque tienen la gran desventaja de ser más engorrosos de usar que los digitales, tienen en algunos casos su uso, como es el caso de aprender el abecedario de una lengua. Precisamente el tener que memorizar durante la búsqueda tanto las letras como el hecho de tener que tener en cuenta el orden alfabético en el que están ordenadas.
Además, como todo en esta tarea de aprender un idioma, hay momentos en los que puede ser interesante hojear un diccionario fÃsico. No lo recomiendo como algo habitual pero a veces sà que los uso.
Los diccionarios, casi sin excepciones, son obras de una calidad excepcional, con numerosas revisiones. Y son obras a disposición en casi cualquier idioma. Es lo primero que se suele hacer incluso para idiomas muy minoritarios.
A veces veo preguntas en los foros que una rápida consulta en un buen diccionario resolverÃa a la primera y además de forma acertada. Solamente palabras de un uso muy reciente, que podrÃa ser efÃmeras o con un uso muy marginal puede que no las encontremos porque no pueden recoger ni todas las acepciones ni todas las palabras de un idioma, pero eso precisamente, como estudiantes de un idioma, es una ventaja.
Bastantes veces leo sin consultar un diccionario, bien porque no lo tengo a mano, bien porque no quiero interrumpir la lectura o por otros motivos. Siempre uso la técnica de usar varios métodos de forma alterna porque pienso que se complementan. Pero como método único no lo aconsejo.
No quiero dejar dudas, uso todo lo posible los métodos de inmersión. Y las ideas de Krashen me parecen de lo más acertado. No uso la traducción más que como un apoyo e intento entender las cosas en el idioma que estudio desde el primer dÃa. Salvo para las lenguas clásicas no creo que los métodos basados en la traducción sean una buena idea pero de ahà a renunciar a buenos recursos en aras de no sé qué purismo metodológico.
Mi enfoque siempre se basa en usar lo que tengo más a mano, sin complicaciones. Me gusta experimentar pero en su justa medida.
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